viernes, 23 de abril de 2010

El Eneagrama en la Espiritualidad

"La importancia del 'trabajo con uno mismo' consiste en el reconocimiento de la verdad sobre uno y sobre la propia vida, a pesar del malestar o el dolor que ello pueda suponer: en otras palabras, la confesión íntima.

Así como en el mensaje cristiano se dice que el reconocimiento del pecado puede ser la puerta de entrada a la contrición, la purificación y la salvación final, podemos decir, en términos más contemporáneos, que cualquiera que reconozca plenamente la esclavitud psicológica a que someten las pasiones sentirá un deseo de liberación alentado por la intuición de una libertad espiritual. En otras palabras, rezará o aspirará íntimamente a liberarse del reino de las pasiones para respirar un aire más elevado.

Además de apoyar este deseo de transformación y este volverse desde el mundo hacia lo divino, quiero hacer hincapié en que la estrategia de enseñanza que implica este trabajo no está sólo enfocada a la observación de uno mismo, sino que incluye el desarrollo de una neutralidad frente al estudio de la 'máquina'; una neutralidad en la que el deseo de cambio no es 'abiertamente puesto en acción' en un intento precipitado y automanipulativo de 'perfeccionarse a sí mismo'."

Y le da el crédito a F.J. Gold, que no tengo idea quién sea, pero sí reconozco oro puro en sus palabras. Y no puedo hablar o escribir la palabra pecado sin referirme a los griegos que lo llamaban hamartia y significaba: auto-apartarme de mi esencia. Herirme yo, siempre. Nada de eso de ofender a Dios... a Quien, conociendo personas de carne y hueso ya inofendibles, no lo puedo concebir "ofendiéndose"... Quienes manejan con simpleza tal las relaciones con lo divino, no ven que de la manera más cándida conciben un Dios a imagen y semejanza del hombre... rencoroso o al menos sentimental... Bueno, le devuelven el favor de habernos creado a imagen y semejanza Suya.

Tanto las Virtudes Esenciales como las Ideas Santas son atributos de la divinidad... De allí que se pueda decir que si se llegan a reunir en Su Nombre, las nueve clases de Ser Real que hay en la humanidad, en el instante que haya ahí cero ego, estamos nada menos que ante Dios "en persona"... Ante Su Imagen y Semejanza. Visibles todas las facetas de la Unidad, como quien gira ante la Luz un diamante...

Debo decir en este momento del discurso, que en mi caso particular fui correpondiente con acceder a la psicología precisa y preciosa del Eneagrama, en un contexto muy espiritual. A mí no me mostró su Verdad otro ego, sino otro Ser Real... precisamente fue eso lo que me enamoró del paseo.

El trabajo sobre el autoenredo, para ponerlo en la forma muy divertida, es un juego a las escondidas que tú decides si lo sufres desde tu ego que recibe todo el garrote que necesite, o te lo gozas desde otro ángulo... Un juego entre la esencia y la personalidad, y dentro de ésta, entre el carácter y la neurosis, que se clarifica de una manera espectacular cuando comprendes profundamente todo lo que tu ego hace para suplantar la esencia expresada en el eneagrama de las ideas santas.

Atención a esto: El ego es un mamaracho, una caricatura, un tenue esbozo en el mejor de los casos, del Ser Real que está suplantando.

En San Francisco, la escuela interior de Almaas, llamada Diamond Approach, utiliza con otras herramientas al eneagrama, con un énfasis muy especial en la Idea Santa, que compartimos con todos los seres humanos de nuestro mismo eneatipo y que, a mi humilde parecer, no recibe en casi ningún taller vivencial la atención que se merece.

¿En libros? Menos. Espero ansioso me llegue el ya encargado Facetas de la Unidad, de Almaas, publicado en español hace muy poco tiempo, por la editorial catalana Los libros de la Liebre de Marzo, la misma del libro de Palmer.

Un tipo Cinco (vease yo) añora su mayor tesoro, que no sólo no lo percibe bien sino que además cree "se le perdió". Busca a través de la acumulación de conocimientos, inútilmente, como tratando de llenar el inodoro del tren... a la Omnisciencia que está desde siempre en su Ser Real. Y veo claro ya, para mi caso y por la relación 5---> 8 es que sólo la Omnisciencia puede conducirme a la Verdad... y que es la sabihondera Cinco lo que me limita. Y también ya ví la relación 8---> 2, porque está expresada por el Maestro Jesús en el evangelio: La Verdad os hará Libres...

miércoles, 21 de abril de 2010

Benedicto XVI: “Dios tiene un proyecto para la vida de cada uno”

- Padre Santo el joven del Evangelio preguntó a Jesús: maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna? Yo no sé siquiera qué es la vida eterna. No consigo imaginármela, pero sé una cosa: no quiero tirar mi vida, quiero vivirla hasta el fondo, y no estar sola. Tengo miedo de que esto no suceda, tengo miedo de pensar sólo en mí misma, de equivocarme en todo y de encontrarme sin una meta que alcanzar, viviendo al día. ¿Es posible hacer de mi vida algo hermoso y grande?

Queridos jóvenes,

antes de responder a la pregunta quisiera decir gracias de corazón por toda vuestra presencia, por este maravilloso testimonio de fe, de querer vivir en comunión con Jesús, por vuestro entusiasmo en el seguir a Jesús y vivir bien. ¡Gracias!

Y ahora la pregunta. Usted nos ha dicho que no sabe qué es la vida eterna y que no sabe imaginársela. Ninguno de nosotros es capaz de imaginar la vida eterna, porque está fuera de nuestra experiencia. Con todo, podemos comenzar a comprender qué es la vida eterna, y creo que usted, con su pregunta, nos ha dado una descripción de lo esencial de la vida eterna, es decir, de la verdadera vida: no tirar la vida, vivirla en profundidad, no vivir para sí mismos, no vivir al día, sino vivir realmente la vida en su riqueza y en su totalidad. ¿Y cómo hacer? Esta es la gran cuestión, con la que el rico del Evangelio vino al Señor (cfr Mc 10,17). A primera vista, la respuesta del Señor parece muy seca. En resumen, dice: observa los mandamientos (cfr Mc 10,19). Pero detrás, si reflexionamos bien, si escuchamos bien al Señor, en la totalidad del Evangelio, encontramos la gran sabiduría de la Palabra de Dios, de Jesús. Los mandamientos, según otra Palabra de Jesús, se resumen en este único: amar a Dios con todo el corazón, con toda la razón, con toda la existencia y amar al prójimo como a sí mismo. Amar a Dios, supone conocer a Dios, reconocer a Dios. Y este es el primer paso que debemos hacer: intentar conocer a Dios. Y así sabemos que nuestra vida no existe por casualidad, no es casualidad. Mi vida es querida por Dios desde la eternidad. Yo soy amado, soy necesario. Dios tiene un proyecto conmigo en la totalidad de la historia; tiene un proyecto precisamente para mi. Mi vida es importante y también necesaria. El amor eterno me ha creado en profundidad y me espera. Por tanto, este es el primer punto: conocer, intentar conocer a Dios y comprender así que la vida es un don, que es bueno vivir. Después lo esencial es el amor. Amar a este Dios que me ha creado, que ha creado este mundo, que gobierna entre todas las dificultades del hombre y de la historia, y que me acompaña. Y amar al prójimo.

Las mujeres testigos de la resurreccion

La mujer
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Ángel Moreno - Miércoles 21 de Abril del 2010
No se puede soslayar uno de los datos más significativos que señalan los relatos pascuales de todos los evangelios: las mujeres fueron las primeras en conocer la noticia del sepulcro vacío y de la resurrección de Cristo.

Nada sucede de repente en relación con las mujeres; ellas, durante toda la vida de Jesús, fueron fieles seguidoras del profeta de Galilea, y una de ellas, Marta, confesó que creía en Él como Hijo de Dios, confesión semejante a la que hizo el Apóstol Pedro.

No hay duda de que las mujeres fueron las primeras que, muy de mañana, siendo aún de noche, salieron hacia el lugar donde habían puesto a Jesús, en un sepulcro. Con esto se demuestra la fortaleza, la valentía, el atrevimiento de ellas, frente al miedo y el temor que demostraron los discípulos, encerrados en casa, por si también los agredían los judíos.

Las mujeres manifestaron su generosidad, su sensibilidad, que no era otra cosa que su amor por Jesús, que se convirtió en anuncio misionero para los discípulos. Verdaderamente, las mujeres son un icono de hasta dónde puede mover el amor por una persona; el suyo era por Jesús.

Jesús, el Verbo hecho carne, había nacido de mujer, y nada más comenzar sus signos, allí estaba la mujer, en Caná de Galilea, y enseguida en el grupo de los que le seguían.
Fue una mujer la que levantó la voz en medio de la multitud y le gritó aquel piropo: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”. Una mujer, en casa de Simón el fariseo, se atrevió a lavarle los pies a Jesús, a perfumárselos y secárselos con sus cabellos. Una mujer, en Betania, rompió el frasco de perfume costoso a los pies del Señor. Marta y María le sirvieron una cena familiar, como a un amigo. Las mujeres fueron las que acompañaron durante todo el tiempo al que iban a crucificar, y permanecieron junto a la cruz.

Jesús llamará a su madre “mujer”. Se sentó sobre el brocal del pozo, en Samaría, a la espera de la mujer samaritana, con quien habló y a quien pidió de beber. Liberó a una mujer de siete demonios, a la sirofenicia la curó de su enfermedad, escuchó los ruegos de la cananea, devolvió a la vida a una niña muerta, curó a la suegra de Pedro, conversó con la madre de los Zebedeos, perdonó a la mujer que le trajeron a la puerta del templo, Puso como ejemplo la búsqueda que hace la mujer de la dracma perdida, y la alegría que tiene cuando da a luz un hijo.

El Maestro se dejó acompañar en sus caminos por un grupo de mujeres.

Cuando Jesús iba camino del Calvario, se detuvo para dirigirse a las hijas de Jerusalén Se apareció resucitado a las mujeres y les confió la clave para seguir experimentado que Él estaba vivo: “Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán”.

Carta del P. General .

Casa Emaus

Meditación misionera del Padre General


Vocación consagrada y la campaña contra los abusos


El sacerdote, el religioso no es simplemente un profesional; es alguien que, en cierto modo, es visto como haciendo puente con Dios. El dolor es tanto más grande cuanto es una persona así la que nos engaña.

La prensa en estos días está llena de reportajes sobre abusos, y especialmente se habla de los abusos de parte de sacerdotes y religiosos. Después de que en años recientes lo medios de comunicación se apuntaban como blanco sobre Canadá, Estados Unidos e Irlanda, ahora su atención se dirige también hacia Holanda, Austria y Alemania. El caso de Alemania me afecta personalmente más que los otros, ya que se trata de mi Iglesia madre, como es también la Iglesia madre del Papa actual. El mismo Papa, en cuanto antiguo obispo de Munich, es cuestionado.

En lo que sigue, voy a hablar en calidad de lo que soy: sacerdote y religioso misionero. Tres cosas me vienen la mente y me llegan al corazón.

En premier lugar, reconozco con dolor que los abusos sexuales y físicos contra personas dependientes son actos criminales y más graves aún cuando se trata de menores de edad. Tales agresiones pueden marcar profundamente a una persona para toda la vida. Personalmente me duele enterarme de estos casos y quisiera pedir perdón en nombre de la Iglesia porque no hemos sabido proteger mejor a los inocentes y a personas que confiaban en nosotros.

En segundo lugar, tengo que observar que en muchas de estas acusaciones no hay imparcialidad. Desde hace años me pregunto, y no sólo yo, si la atención especial que se da a la Iglesia en este campo no es discriminatoria. A mediados de marzo Joerg-Uwe Hahn, el ministro de Justicia para el estado alemán de Hesse, decía que, desde el año 2000 han sido investigados en el estado 54 casos de abuso sexual realizados por maestros, sacerdotes y miembros del personal de clubes de recreo (en toda Alemania hay unas 300 denuncias de abusos en contra de la Iglesia Católica). En cambio, dice, hubo 3.832 casos de abuso en Hesse en 2008, que no afectaban a las iglesias, clara señal de que la mayoría de los casos se producen en el ámbito familiar.[1]

Constatamos, pues, que en estas campañas de opinión pública no todo es justo y proporcional, y que caben preguntas. Constatamos también que, según las leyes, en el caso de los que trabajan en la Iglesia, las sumas en juego pueden ser enormes por tratarse de una institución importante. ¡La Iglesia católica de Estados Unidos de América ha pagado globalmente mil quinientos millones de dólares en indemnizaciones, y en Irlanda la suma alcanzará centenares de millones también! ¿Llegará todo este dineral allí donde más se necesita? Hay que tener en cuenta que estos desembolsos no recaen solamente sobre los católicos culpables, sino que afectan a muchos otros fieles; pensemos en la venta hasta de templos y las repercusiones sobre muchas actividades misioneras y sociales, incluidos los países más pobres.

Pienso que hay que decir esto, para poner las cosas en su perspectiva. Se trata de defender un trato igual para todos.

Pero queda un punto más, el tercero. Debo admitir que en un cierto sentido la opinión pública tiene razón en escudriñar los asuntos del clero y de los religiosos con más atención. Ya es cosa normal que se mire y se juzgue a las personas públicas más severamente, y los medios de comunicación lo hacen de manera casi automática: no se les escapan ni los políticos, ni los artistas, ni los hombres del deporte. En el caso de los ministros de la Iglesia, es natural que sean más severos aún, ya que la Iglesia se considera como una instancia pública, creíble y de vida íntegra.

A los ojos de la fe, se añade el hecho que los abusos de ministros de la Iglesia y religiosos no sólo son crímenes de personas públicas que profesan un alto ideal, sino que también son escándalos. Ponen obstáculo a la misma fe en Dios y pueden hacer tropezar a mucha gente en lo que de más valioso hay en la existencia humana: nuestra relación con Dios y la apertura a su Palabra, fuente de vida y resurrección. Es serio lo que dice el mismo Señor sobre los escándalos: “Es inevitable que no haya escándalos y caídas, pero, ¡ay del que hace caer a los demás! Mejor sería que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello, antes que hacer caer a uno solo de estos pequeños.” (Lc 17:2) Esto se aplica también a nosotros que tenemos cierta autoridad en la Iglesia y no impedimos los abusos.
A mí personalmente, como sacerdote y religioso, todo esto me avergüenza. Sí, como ya dije más arriba, quiero pedir perdón a las víctimas en nombre del clero y de los religiosos. Quiero también ofrecer mi ayuda para que puedan sanarse de las heridas causadas, en cuanto eso todavía sea posible.

martes, 20 de abril de 2010

Bienvenidos a nuestra Bitácora

Los oblatos de María Inmaculada queremos abrir esta página para ir informando de las diferentes noticias que van a jalonar la intrincada vida de la Provincia, así como la vida de nuestras misiones.

Somos Apostoles, testigos de las Bienaventuranzas.